Este proyecto en el sur de Portugal, diseñado por el arquitecto Pedro Mariguesa, combina la tradición constructiva local con una visión contemporánea de la arquitectura rural. Los suelos de barro artesanales en acabado amarillo paja, dispuestos en distintos formatos, aportan continuidad entre interiores y exteriores, evocando la estética de las antiguas haciendas portuguesas.
El estilo destaca por su sencillez elegante y por la conexión con el paisaje, donde la luz atlántica resalta los matices cálidos de las baldosas. La madera vista en techos y carpinterías, junto con los muros blancos y los toques de color en carpinterías y mobiliario, crean una atmósfera equilibrada entre lo sobrio y lo acogedor.
Este proyecto refleja la esencia de la arquitectura portuguesa del sur: funcionalidad, materiales nobles y un diálogo permanente entre tradición y contemporaneidad.